miércoles, 22 de julio de 2009

Quiero creer.



"Una obra que parte de la destrucción, del dolor y la frustación y, sin embargo, regala una serena belleza que duele a los ojos. La impresionante muestra "Quiero creer" del chino Cai Guo Qiang expuesta en el Guggenheim de Bilbao me sobrecogió el alma. Delante de cada expresión artística, de aquellas esculturas de hombres, mujeres y niños que mientras las miras se caen literalmente a pedazos (hombros, manos y cabezas suplicantes van rodando por el suelo sin que nadie se inmute), de cuadros quemados por explosiones de pólvora que dejan impresa en el lienzo el sufrimiento de aquel material, de las montañas de porcelana rota que se derraman de un viejo barco destrozado por el salitre, hay un algo inmenso, escondido, que me remueve las entrañas. Observo y observo, hasta entender por qué me ha sobrecogido.

El ser humano en su paso por la vida hace y deshace, sufre y hace
sufrir, posee y abandona,
consume y tira, ama y odia, dice y desdice,
une y rompe, acierta y se equivoca, y a pesar de todo continúa hasta que finalmente entiende lo incomprensible: Que en este trayecto que es vivir, la destrucción hace parte de la creación.Cuando todo nos falle, cuando veamos que aquello que creíamos nuestra fortaleza se cae, no hay que olvidar que de la destrucción puede emerger otra realidad.

Renacer, después de una gran crisis, puede convertirse en otra dimensión del ser... del SER más HUMANO. Y de eso se trata."

*Angela Becerra*



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