No tengo fuerzas para hablar contigo.

He leído tus dos cartas y tu mensaje, te doy las gracias por tener ese corazón tan grande que tienes y te doy las gracias por tenerlo para mí.

Tu canción me ha hecho llorar en la quinta línea, no he podido contener las lágrimas y han brotado. Pero estas lágrimas han brotado empujadas por alegría, por pena y por amor.
La alegría de no ver rencor.
La pena de sentirme perdonado.
El amor que sé me sigues teniendo.

No puedo más que estarte agradecido eternamente por quererme, por amarme y lo mejor, por acompañarme.

Nunca podré devolverte todo cuanto me entregas. Nunca seré capaz de hacerte sentir todo cuanto tú me haces sentir.

Te quiero Esther y te querré por siempre.