sábado, 4 de junio de 2011

...pero...

...pienso sin querer pensar y siento sin querer sentir.
Eso ata y no deja escapar al arco iris de mi corazón.

jueves, 2 de junio de 2011

Evasion

Agradables pasatiempos del diario, que atrapais con vuestras adivinanzas mi mente.
Me encerrais en vuestro mundo de acertijos.
Os haceis dueños de mi cabeza.

Gracias.

Cantame.

Dulces de azucar.
Sabores de fresa.
Aromas de bosque.
Tacto de fresca hierva.

Rayos de luna empujan mi espalda sobre ti.
Atrapado en tus brazos sin querer escapar.
Acepto y me acojes con cálida humedad.
Me gusta tu hospitalidad y me quiero quedar.

Me ofreces un dulce festín de amor pasional.
Me haces parar y me invitas a entrar, acepto y entro.
Me acoges con amor.
Me aprietas en tu interior y me entrego del todo a ti.

Tus deseos me hace gozar.
Deseo tus deseos.
Deseo que me desees.
Deseo tu canción...

viernes, 27 de mayo de 2011

Yo contra mi

Cuando decides hacer algo o cuando dices algo a una persona sin pensar en las consecuencias que esa acción pueden desencadenar y despues piensas y piensas en las consecuencias que a traído tu decisión, ¿como vuelves atrás?.

Cuando pasas tiempo dandole vueltas a algo, una cosa que piensas mucho y nunca haces porque no te gusta lo que puede pasar despues. Pero un día y sin pensarlo más lo haces. Luego te sientes mal. En mi caso me siento enfrentado a mí mismo, por una me gusta la situación actual pero por otro lado la odio.

Me gusta porque se ha cortado (o eso creo) el asunto que me comía por dentro.

No me gusta como están las cosas. No me gusta la sensación de obligación que se respira. No me gusta sentirme un dictador. No me gusta tener la sensación de idiota por oensar como pienso o he llegado a pensar.

Lo complicado de estas dos situaciones (la anterior y la actual) es que, no sé con cual me siento mejor o con cual me siento peor. Antes me sentía mal por pensarme apartado de algo muy importante para mi. Ahora me siento mal por apartar a alguien de algo importante para ella.

Yo creo la importancía de las cosas se mide por el tiempo que les dedicamos,por cuantas veces a lo largo del día (o de la noche) le dedicamos un pensamiento.

En definitiva me encuentro luchando en una guerra de yo contra mi, una de esas guerras en las que hablo en la entra del Show de Truman.... y me duele la cabeza...

jueves, 26 de mayo de 2011

El show de Truman.

Recuerdo aquella película en que el protagonista vivía una vida de mentiras, una farsa en pro de la audiencia. Me hizo preguntarme si realmente mi vida era real o no (sé que es real), pero me ponía a pensar si todo lo que rodeaba era puro atrezzo.

Cuando crees en algo, por que te lo han contado, por que lo crees, por lo que sea, y te dicen que eso no es así y quien te lo dice lo hace desde su más profunda franqueza. Tú sabes que estabas equivocado pero tu cabeza no se lo cree. Ahí, en ese momento empieza una lucha interna dentro de tu cabeza, una lucha en la que dos bandos pelean a muerte por hacerse con el control total de la idea o del pensamiento.

Los buenos (la verdad) y los malos (la posible mentira inventada), ¿Quién ganará? Como en cualquier guerra nunca se sabe de antemano quien ganará. Solo la resistencia y la fuerza deciden quien quedará en pie. También la ayuda de un tercer contrincante puede decidir de forma rápida quien vencerá. Este nuevo invitado a la guerra decidirá junto a quien quiere combatir y contra quien quiere liberar su fuerza destructora.

En esta guerra luchan pensamientos, conclusiones, hipótesis, en definitiva nada tangible. Seguramente dependiendo del día tendrá más ventaja un bando o el otro. Cuando se tiene un mal día la ventaja es para los malos y cuando se tiene un buen día es a la inversa. Todos son pensamientos que luchan unos contra otros, generalmente este tipo de guerras se compone de combates.

Los combates duran un tiempo indeterminado, unos más y otros menos. En cada combate se sigue un procedimiento, los buenos lanzan un pensamiento y los malos se defienden con otro. Después los malos contraatacan y lanzan un pensamiento y los buenos se defienden. Así sucesivamente hasta que uno de los dos se queda sin armas (ideas, argumentos y pensamientos). Cuando uno de los dos (los buenos o los malos) pierde un combate, la guerra se detiene pero no acaba. Tarde o temprano se iniciará otro combate y volverá a repetirse el proceso.

Por eso estas guerras siempre duran mucho tiempo. Bueno siempre no, en ocasiones se terminan de una forma rápida y definitiva. ¿Cómo? Pues entrando un tercer combatiente en el campo de batalla.

Este tercer contrincante del que ya he hablado antes, es el que decide junto a quien quiere combatir. Dependiendo del bando que elija , buenos o malos, sus armas serán de un tipo u otro. Generalmente este nuevo implicado tiene unas armas más sofisticadas y avanzadas, las cuales deja perplejo al enemigo e incluso a su aliado. Estos dos los principales combatientes se dan cuenta de la tontería de guerra que están haciendo, arrojándose simples pensamientos los unos a los otros. Y es que las nuevas armas que han entrado en el campo de batalla no tienen capacidad de replica con ideas o con pensamientos. Cuando este momento llega trae de la mano el final de la lucha, conclusión de un dilema y la tranquilidad. Con lo cual puedes volver a dormir tranquilamente sin esperar a una tregua entre trincheras.

En otras ocasiones te das cuenta de lo tonto que es perder el tiempo dando vueltas a según que cosas. Cosas que pueden ser importantes para ti mismo y nadie más. Otra persona con la que compartas tu dilema, te puede hacer ver tu equivocación y la perdida de tiempo que es tu dolor de cabeza. Cuando esto ocurre generalmente gana el bando de los buenos, aquellos que dicen la verdad y se acaba el tema. Pero a veces tú mismo puedes identificar a esa persona externa a tú cabeza como el tercer contrincante de la guerra. Puedes creer que esa persona ha sido invitada a formar parte del campo de batalla y te asalta otra duda que puede dar comienzo a una nueva guerra en tu cabeza.

Esa nueva guerra tratará de definir a favor de que bando lucha el nuevo contrincante y una vez resuelto ese dilema podrá continuar la guerra inicial…

miércoles, 18 de mayo de 2011

Tú y yo.

Un tú y yo es mucho más de lo que parece.

Un tú y yo, es nosotros y nada más. Todo lo
demás gira y gira fuera de nuestra union sin
importar.

Tú y yo estamos sin importar donde, cuando
ni con quien.

El centro, la llama, el Big bang de todo somos
tú y yo.

Y para mi es una frase que es mucho más que
una frase. Es una forma de decir mucho en poco.
Con un tú y yo se expresan sentimientos enormes,
tiempo vivido y tiempo por vivir.

Tú y yo.

jueves, 15 de octubre de 2009

La cerilla al revés.



Anoche me vino a la cabeza el proceso que realiza una cerilla desde
que se enciende hasta que se apaga.

Con un chasquido se enciende, regalandonos esa diminuta explosión.
Después la intensidad de su fuego baja mientras poco a poco y sin
prisas, va consumiendo la madera. Cada vez queda menos madera y cada
vez la quema más poquito a poco.

Pues lo de anoche, lo describiria así. Como la cerilla al revés, poco
a poco arde mi llama. Lentamente quemo mi pasión, cada vez un poquito
más ardiente, cada vez con más fuerza y al final, con una pequeña y
grandiosa explosión, se apaga el fuego que nos llevó a esa situación y
a ese momento de pasiónal amor.

jueves, 8 de octubre de 2009

¿De donde...?.



¿De donde se sacan las fuerzas para seguir, día a día?.

¿Del brillo del sol al despertar?.
El sol se despierta después de mí.
No.

¿De lo que vas a hacer cada día?.
Y si lo que haces cada día, es lo
mismo que llevas haciendo uno y otro día...
No.

¿De las sonrisas que disfrutarás a lo largo de ese día?.
Puede, pero entonces ¿de donde se sacan las ganas para sonreír?.
No lo sé.

Las ganas, el ánimo son cosas, sensaciones que vienen y se van, que
las tienes y no las tienes. No podemos sacarlas de ningún sitio,
porque no existe un cajón o un bolsillo de donde sacarlas...

jueves, 13 de agosto de 2009

3 a 1 en vacaciones.


En la ducha esperabas mi presencia y no aparecí. Durmiendo me

encontraba, mientras tú esperabas compartir la humedad de tú momento.
Mal te sentó esto y mal me supo al saberlo.

Pero, tras esa noche ha pasado y en tres ocasiones que, duchandome yo
y esperando tú visita, no la recibí. Y no porque durmiendo te
encontraras, más bien por querer saber o querer leer cosas de
terceros.
Mal me sentó, pero no te lo hice saber.

Feo título para tan tonto texto, repleto de tonterías...

viernes, 31 de julio de 2009

Algunas palabras


Sigo buscando el la oscuridad.

Sigo esperando esa luz que me anime a continuar.

Me conformaría con un simple reflejo, con un simple destello.

Por más que tantee con las manos no encuentro, no consigo nada.

Pero sin saber lo que busco, no lo podré encontrar.

Seguiré buscando, seguiré esperando a esa chispa que me indique el camino a seguir.

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